El período de destete favorece los trastornos digestivos: el gatito pierde gradualmente su capacidad para digerir la lactosa, el azúcar de la leche, pero aún no está bien equipado para digerir el almidón de los cereales como un gato adulto.
Durante sus primeros meses de vida, los gatitos necesitan un alimento ultra digerible, rico en grasas y proteínas, que les garantice una total seguridad digestiva y cuyo contenido en almidón no sea demasiado elevado. La calidad de la alimentación al principio de sus vidas condiciona su salud posteriormente.
Debido a que los gatitos crecen rápidamente, necesitan un alimento muy energético: después del destete, alrededor de las 10 semanas de edad, un gato ingiere el equivalente a 200kcal/kg, es decir, ¡unas 3,5 veces más que un gato adulto (relacionado con el peso corporal)! El requerimiento de energía se mantiene elevado hasta los 4 meses de edad. Luego va disminuyendo gradualmente hasta que alcanza unas 60kcal/kg para un gato adulto entero.
Las grasas son los nutrientes que, en un pequeño volumen, proporcionan la mayor cantidad de energía. También son fáciles de digerir para los gatitos, mucho más que los carbohidratos que contienen el almidón de los cereales. Si los gatitos se alimentan con pienso debe contener al menos un 20% de grasa.
Las grasas constituyen el 60% del sistema nervioso y el ácido graso más abundante en el cerebro es el DHA; se trata de un ácido graso de cadena larga perteneciente a la familia Omega-3. El aceite de pescado y algunos aceites de algas son ricos en DHA.
Los gatitos jóvenes tienen una baja capacidad para producir DHA, por lo tanto, una dieta rica en DHA es beneficiosa, especialmente al principio de su crecimiento. Se ha demostrado que su deficiencia disminuye la capacidad de aprendizaje del animal y altera el funcionamiento de la retina, especialmente cuando la intensidad de la luz es baja.
Un alimento específico para gatitos contiene más proteínas que un alimento para gatos adultos porque las proteínas son necesarias para la síntesis de todos los tejidos nuevos (músculos, esqueleto, piel y pelaje, etc.).
Si los gatitos no obtienen la proteína suficiente, o si las proteínas no proporcionan todos los aminoácidos indispensables, el crecimiento se verá alterado ya que el gatito no puede adaptarse a una dieta baja en proteínas. Esta es la particularidad de los animales con dietas carnívoras. Además, si se les da a elegir, los gatos consumen más de la mitad de su ingesta diaria en forma de proteínas.
Una dieta rica en proteínas ayuda a mantener una buena salud. Las proteínas son esenciales para el apoyo del sistema inmunológico y también juegan un papel interesante en la salud urinaria, estimulando la ingesta de agua y la micción, lo que es particularmente interesante si el gato bebe poco.
Los gatitos jóvenes no están tan bien equipados como los adultos para digerir el almidón: las secreciones pancreáticas e intestinales de los gatitos contienen enzimas para digerir el almidón, pero su actividad es muy limitada. Para limitar el riesgo de diarrea, necesitan un alimento fácil de digerir, con niveles restringidos de carbohidratos.
Además, la enzima que almacena glucosa como glucógeno en el hígado se produce en pequeñas cantidades en esas edades. Como resultado, los gatitos están mal equipados para reaccionar adecuadamente ante un alto consumo de carbohidratos. Puede surgir hiperglucemia, que es un factor de riesgo para el desarrollo de Diabetes mellitus.
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